Cuando sufrimos, es muy fácil desconfiar de todo lo que nos rodea, casi siempre sin motivos. A veces los motivos los imaginamos y otras cualquier estupidez es motivo de desconfianza. Desconfiamos sobre todo de lo bueno que nos pasa sin darnos cuenta de que otros no tienen la culpa del daño sufrido.
Y es que muchos, utilizan el engaño y la mentira como forma de vida y al final todos acabamos en el mismo saco: los que mienten, los que lo sufren y los que sin mentir dan motivos de desconfianza.
A todos los que no creí, lo siento y a los que siguen ahí esperando a que confíe en ellos, gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario