
Un león enjaulado: dando vueltas, con toda su rabia puesta en el suelo.
Mira a través de las barras y sueña…deja su imaginación volar y se ve coronado en una selva que nunca vio.
Los colmillos haciendo aguas en la barbilla, el cabello lacio de no darle el Sol.
Y el tedio de ver pasar los días y saber que nunca saldrá de la jaula: los ojos puestos en el infinito, nunca se imaginó igual.
Y sin embargo con esa felicidad perdida del que se acostumbra con poco, mascando la carne que tiene echada encima sin ningún esfuerzo, pero agotada de rendirse a lo que le ha tocado.
Fiera, resignada, derrotada, y feliz…te admiro...